Copla Rosario Córdoba

Rosario Córdoba
Imágenes






















La sede de la Peña El Lucero en Montilla acogió la velada de 24 de octubre, como una de las jornadas centrales del festival. El acto se programó para la noche, generando una expectación local adecuada al formato de peña: más cercano, íntimo que los grandes auditorios, favoreciendo la interacción directa entre la artista y el público.
La afluencia fue notable: socios de la peña, aficionados al género y público local se dieron cita. El ambiente destacó por su informalidad elegante —las peñas flamencas de provincia suelen conjugar tradición, comunidad y disfrute sin tanto protocolo— lo que permitió que la actuación se desarrollara con cercanía.
Musicalmente, Rosario Córdoba desplegó su repertorio centrado en la copla, con matices que también remiten al mundo del cante y la saeta, según la ficha de la peña El Lucero la presentaba así. Su interpretación fue valorada como emotiva, solvente y conectada con el público: se percibieron momentos de especial intensidad y aplausos prolongados.
El acompañamiento —aunque no todos los detalles están publicados— se ajustó al formato de peña: voz principal, posiblemente guitarra u otro acompañamiento sobrio, sin grandes decorados, lo que favoreció la voz y el sentimiento por encima de lo espectacular.
En el transcurso de la noche se notaron varios rasgos que vale destacar:
El saludo inicial de la artista, agradeciendo a la peña y al municipio de Montilla su acogida.
La respuesta del público en momentos clave del repertorio: al finalizar determinadas canciones se alzaron aplausos espontáneos, incluso vítores, lo que demuestra que la actuación “caló”.
Un cierre con bis: tras la ovación final, Rosario regresó para ofrecer una pieza extra, gesto siempre bien recibido en este tipo de eventos.
Este festival no sólo supone una cita musical, sino un impulso al tejido cultural de las peñas flamencas de la provincia. La Federación y la Diputación subrayan que se trata de “favorecer el conocimiento y difusión de la copla” y “promocionar nuevos talentos del cante, dándolos a conocer en círculos y peñas de la provincia”. Para Montilla y la Peña El Lucero, acoger esta edición significa reafirmar su papel en la vida cultural local: ser sede de una actuación dentro de un circuito provincial le da visibilidad y dinamismo.
El formato peña —más pequeño, más cercano— favorece además que el público sienta que participa, no solo observa. Es una manera de recuperar la copla también en entornos quizás menos “masivos” que los grandes escenarios, lo que puede reforzar su arraigo.