LUIS HEREDIA ‘EL POLACO’

En este 2024 le pedí a Luis Heredia la posibilidad de que nos hablase acerca de su vida, sus inicios en el Flamenco, su forma de entenderlo, en definitiva, que nos describiera a ‘El Polaco’. Fue su señora, Margarita, quien me puso en contacto con el artista y desde el principio ha habido una predisposición magnífica para ello. Por tanto, sólo tengo palabras de agradecimiento, por darme la oportunidad de trasladar a los/as socios/as y aficionados/as de las Peñas, esta biografía artística, en la que es el propio artista, el que relata su aventura por el mundo del Flamenco.

Luis Heredia habla de su descendencia, desde pequeño, y comenta que es de una familia muy humilde de 10 hermanos, en los que sus padres pasaron lo suyo para sacarlos hacia adelante.

Luis se casó muy joven, con 18 años y se hizo vendedor de lotería, en estas fechas, le vinieron muchos niños. Por circunstancias de la vida, no tuvo la posibilidad de estudiar lo preciso, sobre todo, como consecuencia de que sus padres no pudieron aportárselo, ya que vivían de un sitio para otro, de forma muy humilde nos cuenta Luis, que lo han hecho junto a un río, en unas cuevas, en chozas.

Se inició en el cante por Flamenco a los 20 años en las Cuevas de Sacromonte, al principio, a Luis le daba vergüenza cantar en público, era tímido, y fue su hermano que le llamaban el ‘Tiriri de Graná’, hermano de padre, el que le dio consejo para que se iniciara en el cante, se fue al Sacromonte a las Cuevas, y allí se presentó en la cueva de Rocío, que todavía existe, y comenzó a cantar lo que Luis sabía, unos tangos y bulerías, que era lo que se bailaba en las cuevas, “las gitanas bailaban cantes de ritmo, luego eran unos cantes autóctonos de esas cuevas, ‘la cachucha’, ‘la mosca’, unos cantes sólo de ahí”, describe el artista.

A Partir de aquí fue haciendo amigos del flamenco, e introduciéndose más, y le comentaban que podía ir mejorando si aprendía otros cantes, indica que el cambio o ampliar de cantes para bailar más allá de los autóctonos, le costó un poco porque no le resultaba fácil. Conoció la Peña La Platería, allí iba con otros cantaores y guitarristas de La Cueva, y fue escuchando cantes nuevos para Luis, como la “granaina”, la “malagueña”, los “cantes mineros”, que no tenían sentido para él, fue aquí donde le dejaron unos discos unos amigos de la Peña, para que se fuera adaptando a esos nuevos cantes.

A los 27 años le contrató Mario Maya para ir con él, y se ve que vino de comentarios de personas que le conocían, de cantar por las Peñas de Granada, a Luis le dio hasta miedo, porque sabía que este señor llevaba artistas ya consolidados. Empezaron a ensayar con un cassette de 8 o 10 cantes y le resultó difícil entender lo que allí se cantaba. Luis les indicaba que no lo entendía. Entonces fue Mario y un guitarrista a casa de Luis, y empezaron a hablar y a explicar que es normal que estuviera nervioso, pero que tenía oído y buena voz y eso era fundamental, lo demás era estudiar y estudiar. Al mes o así, comenzaron a ensayar y se fue afianzando. Hicieron una gira por Venezuela, México, Colombia, Alemania, etc, y Luis veía que iba cogiendo confianza, Mario en el Teatro de México le dio un abrazo, y eso le produjo mucha satisfacción a Luis, pero aún así no dejaba aquellos nervios.

Poco a poco, empezó a hacer sus primeros concursos, porque comenzó a cantar por soleá, seguiriya, por malagueñas, los cantes de las minas, y sus amigos de la platería, le decían que podía cantar en los concursos, pero que tenía que administrar bien los tiempos y no correr mucho. Así empezó a salir a algunos pueblos de Córdoba, de Málaga, de Almería y le daban quintos premios y no cogía ningún primero, “ten en cuenta, que nadie me enseñaba ni me decía como hacer las cosas”, describe el artista, “que había que cogerlo de éste o de aquel”. Luis fue viendo que había que hacerlo de una forma concreta y a partir de este momento, fue avanzando y cogiendo unos primeros premios y unos segundos. Tiene como 32 primeros premios de toda Andalucía, en aquel momento, tenía 8 hijos, y tenía que darles de comer, “ten en cuenta que aquellos momentos te daban 10 o 15 duros en un tablao, y no se podía dar de comer a una familia tan larga”, comenta Luis. Así las peñas, empezaron a llamarle, y no sabía que pedir, porque no sabía el caché que tenía. Fue entonces cuando Purpón le conoció y le comentó que quería llevarle en exclusiva.

Comenta Luis, que se ha preocupado por aprender cantes que los gitanos no los hacen, y se ha dicho así mismo, “son los payos los que organizan los festivales, y por tanto, hay que saber de estos cantes”.

“Después de los tiempos del covid, las peñas tienen sus dificultades, pero aquí estamos porque lo que más me gusta es cantar y estar disponible para todos”. Así remata Luis esta biografía artística que nos concedió.

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