
ENTREVISTA A MANUEL CARMONA “EL CACHORRO DE LA CARLOTA”
He hecho ya varias entrevistas a artistas relacionados con el Flamenco y para la Revista ViveloApp destinada al mismo, y en ésta que elaboro y que hago con todo el cariño, no puedo pasar la oportunidad de indicar que mi lugar de nacimiento es el mismo que el del entrevistado, que le conozco desde mi niñez al igual que a su familia, también sé de su sencillez y su predisposición para transmitir su arte allá donde le han llamado sin más interés, y realmente me siento muy orgulloso de poder hacer estas preguntas a una persona que representa en toda su dimensión la HUMILDAD Y EL SENTIMIENTO EN EL FLAMENCO.
- Manuel Carmona “El Cachorro de La Carlota”, natural de La Paz, una aldea de La Carlota, donde nació y se crió en el seno de una familia muy querida por la localidad. Háblanos Manuel de tu infancia y tu juventud.
Me he criado trabajando desde muy pequeño en el campo. Cogiendo algodón en La Rinconada “casi andando a gatas, con 8 o 9 añitos”, allí escuchaba a un pastor de Fuente Obejuna y cantábamos por el tubo del riego, y sonaba estupendamente. Era mi madre la que me levantaba desde tan pequeño para ir al trabajo, con su dolor por mi precocidad, “pero así eran las cosas de antaño”. Somos tres hermanos, yo soy el mayor de ellos, cuando el pequeño nació, ya estaba yo en la aceituna con mi padre. Ya con 12 años nos pasamos a Mingaobes (un cortijo), allí estuvimos trabajando durante 4 o 5 años, ahí fueron cambiando las cosas, incluso a medida que iba cumpliendo años. En bicicleta íbamos desde nuestra casa al cortijo, incluso algunos domingos que no tenía que ir a trabajar, mi labor era de planeador. La relación con mi padre y mi madre me ayudó mucho desde pequeño, “es algo que me gustaría que volviese”.
Ya de joven salía por La Paz en carnaval, pero sobre todo en temporada, eran tiempos en los que se lo pasaba uno bien, “se echan de menos”.
- Imagino que en aquellos primeros momentos, descubrir el mundo del Flamenco te resultaría atractivo y hermoso al mismo tiempo. Siguiendo la reflexión, ¿podrías comentar cómo fueron esos primeros contactos y cómo se dio tus primeros aprendizajes?
Los primeros aprendizajes eran con mi tío Francisco, cantaba y me proponía que cuando surcara un surco de algodón, entonces me cantaría alguna copla.
El primer contacto fue en la Peña del Campo de La Verdad, también cuando en las Noches Buenas, cantaba en el bar de Cristóbal y de ahí se fue corriendo la voz. Es de aquí, que me avisaron para la Peña El
Lucero, con Rancapinos y de ahí en adelante. El Ratón de Cerro Perea me iba indicando para que me presentara en un concurso en Montalbán. También en Puente Genil me dieron un diploma.
Por aquellos tiempos, un muchacho que vendía cintas de cassette, me propuso grabar una cinta en Montilla, de las antiguas, aquella cinta se vendió mucho. Tengo el disco de tocadiscos que grabé en aquellos días, a modo de recuerdo.
El aprendizaje lo hice yo solo, escuchando y escuchando, que incluso me decían “busca novia y no cantes tanto”. También de Diego Currele he aprendido mucho, en aquellos tiempos no te dejaban entrar en las
tabernas por la edad, pero desde la ventana escuchábamos su cante.
- Con el tiempo, “El Cachorro” se ha ido forjando como uno de los exponentes más reconocidos en la ‘geografía flamenca’. ¿Qué dificultades y satisfacciones has encontrado en este arte, sabiendo lo difícil que es hacerse un hueco y mantenerse en él?
Siempre me ha dado igual cantar que no hacerlo. Me gusta mucho el Flamenco, pero siempre he estado trabajando y es a ello a lo que me he dedicado. Cuando ahora te paras, valoras y te das cuenta que
conoces a mucha gente y al mismo tiempo me conocen a mí. Cuando he cantado, sin darle importancia, con tantos artistas grandes del momento. “Estuvimos una noche en la Peña de Fuente Palmera, con Chano Lovato, en reunión de amigos, toda la noche de flamenco”.
El subirte al escenario al principio, es de gran responsabilidad, ahora ves que eres tú el protagonista de ese momento, y te llena.
Con el Cabrero es con el que más he estado, José Mercé, Curro de Utrera, Juanito Maravilla, Fosforito, La Niña de La Puebla, con su hijo, con Enrique Montoya, El Barcelonés, he estado en Bilbao, donde me tocó Pepe Alcalá, en Utrera y otros muchísimos sitios.
- Hoy en día, hay jóvenes que se están iniciando en este noble arte, con sus expectativas, su incipiente maestría y tan necesitados de la experiencia y sabiduría que hoy procesa un artista como El Cachorro. ¿Qué les dirías a estos jóvenes que empiezan, que consejos, experiencias, etc, que puedan ayudarles en este largo camino?
Esta gente joven está muy preparada. Un hijo de Rancapinos, etc, les veo muy bien, se van al Flamenco puro. Manuel de La Tomasa está fuerte y pegando bien desde la raíz.
- Las Peñas Flamencas son espacios en los que cualquier ciudadano/a puede acercarse y disfrutar del Flamenco. ¿Cómo ves la evolución de las mismas?
Las Peñas están bien, pero un poco caídas. La Peña es la base del Flamenco, hay que apoyarlas.
Antes funcionaban de otra forma, como que había más afición. Antes se cantaba en cualquier sitio, en las tabernas, el ambiente era muy bueno. En la Plaza del Emigrante y en otros lugares, en cualquier sitio, te parabas con los amigos después de trabajar y te salían aquellas coplas.
- El Flamenco es un arte en continua evolución, aunque intentamos mantener su esencia original, si es cierto que, éste sufre cambios, alteraciones que con el tiempo lo va moldeando. Dinos Manuel, ¿cómo ves esa evolución?.
El cante Flamenco tiene la misma música, pero la interpretación depende de cada artista. El guitarrista debe tener el temple de acompañar al cantaor y no al revés.
A mí me gusta la guitarra fuerte, que suene bastante y que acompañe bien, con el Niño de Seve o Francisco Hurtado “Morilito”, por ejemplo. Otro buen guitarrista era “Pedro Bacán” de Lebrija, Pepe
Alcalá, Manuel de Palma, Calderito y otros más.
- El Flamenco como es bien sabido, está representado por distintos “Palos” del mismo, pero en este caso me gustaría que nos hablases acerca de las Saetas.
He cantado muchas veces desde el balcón de Rider, junto con El Candelas.
La primera letra de Saeta me la hizo Curro de Utrera, y era él quien me indicaba cómo se hacía. En su casa era donde enseñaba.
Hay que saber hacerla, templar la voz, ten en cuenta, que se hace al aire libre. En La Paz, también he cantado saetas, al meter o sacar el Santo. No todo el mundo canta las saetas, hay que ensayarlo muy
bien. Es difícil porque si hay altura, no sabes muy bien si lo estás haciendo correctamente, si el altavoz está lejos.
- Todos/as los/as artistas pasan por momentos distintos a lo largo de su trayectoria como tales, dinos Manuel ¿en qué momento está “El Cachorro” en la actualidad?
Ahora mismo estoy mejor que nunca para cantar, no es la misma voz que de joven, pero se gana en experiencia. Me siento más seguro. Mi hijo entiende, escucha mucho y me hace seguimiento, también veo que voy dominando bastante, porque me pide muchas canciones. Ahora cuando más mayor, voy viendo muchas cosas en otros cantaores, como Fosforito, su historia humilde, etc, como un referente, son cosas que se aprecian con el tiempo. Una cosa importante, es que cuando el artista se sube al escenario se transforma, la persona cambia.
- Cuando ves y/o escuchas a un maestro del Flamenco, puedes hacerte una composición sobre su arte e incluso generar al mismo tiempo una opinión crítica sobre ello, además, estos artistas también entienden su arte de una forma concreta. Dinos Manuel, ¿Cómo ves tu arte en tu interior, y qué intentas transmitir a los demás?
Mi arte es muy sencillo, pienso que no lo tengo, pero llega a los demás, la gente espera algo de ti y tú tienes esa responsabilidad de querer llegar a cumplir sus expectativas. Intentas transmitir un sentimiento que llevas dentro, de tu vida, etc, y ahí lo expresas. Por ejemplo, cuando le cantaba a mi madre, o una historia de amor, de dolor, o la historia de un pueblo. Yo he sido un rebelde de la vida, defensor de las personas, y que no se abusaran de los demás.
Cuando estás en directo, la responsabilidad de hacer Flamenco, es de las cosas que hacen transformarte sobre el escenario. Es ahora cuando estoy aprendiendo, entiendo que tengo que dominar el espacio. El Flamenco es complicado, porque hay que tener también, un repertorio amplio y no es fácil.
- El Flamenco es un arte muy arraigado en la cultura andaluza, pero que quizás no se conozca muy bien por la población en general. En esta senda, ¿cómo ves la promoción del Flamenco?
Las administraciones deberían apoyar más al Flamenco. La misma promoción en Las Peñas. No se pueden poner los artistas “por tocas”, hay que meter más artistas locales en los festivales cuando vienen otros de fuera.
- Con estas preguntas he intentado hacer una entrevista para conocer un poquito mejor a uno de los mejores Cantaores de Flamenco de la provincia de Córdoba, aún sabiendo que necesitaría cientos de preguntas para conseguir el objetivo de la misma. Para finalizar, háblanos de tus anhelos, inquietudes, impresiones, recuerdos, etc, sobre el Flamenco, en definitiva, qué significa para ti.
El Flamenco significa mucho para mí, los amigos con los que me he criado, los recuerdos. Por las noches de joven, quedábamos en otras localidades y allí disfrutábamos del Flamenco. Es lo que más echo de
menos, gente que se fueron y no nos hemos vuelto a ver más.